Sara Mercado junto a otras mujeres en un congreso

¿Cuál es el valor de la formación en estos tiempos? Quizás te lo has preguntado mucho últimamente al igual que nosotros. La crisis sanitaria nos ha enseñado a poner nuestro foco sobre las cosas que verdaderamente son importantes para nuestro bienestar. Y aunque pueda parecer insignificante, la formación ocupa un lugar esencial que nos permite enriquecernos día a día y desarrollar todas nuestras habilidades y capacidades.

Tal es así que aspectos como la gestión del cambio o la gestión del tiempo, la actitud positiva o la activación de nuestra mentalidad de crecimiento son parte de la materia de la que se alimentan los éxitos. Sin este tipo de ingredientes para alcanzar la excelencia nuestras metas serán una tarea compleja -casi imposible- de realizar. ¿Por qué? Porque nos falta lo más importante: querer transformar nuestra vida por medio del aprendizaje.

Darle valor a la formación es un requisito indispensable para que empresas y personas puedan ‘dejar huella’ en un mundo tan competitivo como el actual. No cabe duda de que en esta situación tan difícil que estamos atravesando como consecuencia de la pandemia, la formación actúa como un valor clave para cualquier equipo humano que quiera aprender a resolver cualquier situación cambiante, incierta o adversa.

¿Qué me aporta la formación en tiempos de crisis?

Quizás esta pregunta es la más sencilla de resolver. La formación nos permite tomar las riendas de nuestra vida. Nos convierte en personas proactivas, que no se resignan fácilmente ni se limitan a esperar.

Una persona que invierte y da valor a la formación demuestra ser alguien que sabe lo que quiere y que tiene una meta que cumplir. A veces, no se le da la importancia que merece, pero su impacto es muy beneficioso, es un seguro que revertirá en mejores resultados en cualquier actividad empresarial o de vida.

Casi que podríamos decir que la formación es una filosofía, un modo de vivir. No solo porque permite mejorar la cualificación de los profesionales, sino porque nos ayuda a motivarnos, a ponerle nombre a nuestras inquietudes, a desarrollar nuestros deseos profesionales y personales.

La productividad, el requisito de las empresas

Es cierto que cuando hablamos de formación para empresas es raro que no aparezca la palabra ‘productividad’. No tiene una connotación negativa, ya que la productividad también es un ingrediente indispensable que el motor funcione.

La formación dentro de una empresa nos ayuda a:

  • Diferenciar nuestro modelo de negocio
  • Reforzar nuestra competitividad en el sector
  • Fidelizar a nuestros trabajadores
  • Hacer crecer a nuestros trabajadores tanto profesional como personalmente
  • Mejorar el desarrollo de la empresa
  • Conformar una estructura fuerte y sólida
  • Contar con trabajadores que comparten y difunden sus valores con la empresa

Esperamos que ahora entiendas que la mejora de la productividad no es el único valor positivo que nos ofrece invertir en formación dentro de una empresa.

Trabajamos en la elaboración y desarrollo de planes de formación para cada momento madurativo, con el objetivo de ayudar a detectar necesidades y potencialidades para lograr todos tus objetivos. ¿Quieres conocer cómo lo hacemos?

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